El arte de vivir conscientemente: Manejo positivo del estrés.

Desde hace algunos años, se ha considerado al estrés como uno de los males de nuestro tiempo. Un mal que se ha enraizado en la vida moderna y que, de una u otra manera, afecta a cientos de miles de individuos todos los días, disminuyéndoles, –a causa de esa tensión– su calidad de vida y, como consecuencia, se va perfilando un pobre desarrollo humano. Esto es porque no hemos aprendido a manejar esa tensión. La vida moderna, con todas sus competencias y exigencias diarias, tiene al ser humano sumido en escenarios difíciles y exigentes que le producen conflictos y tensiones.
— López García y Pérez Bailón.1

Desde hace algunos años, se ha considerado al estrés como uno de los males de nuestro tiempo. Un mal que se ha enraizado en la vida moderna y que, de una u otra manera, afecta a cientos de miles de individuos todos los días, disminuyéndoles, –a causa de esa tensión– su calidad de vida y, como consecuencia, se va perfilando un pobre desarrollo humano. Esto es porque no hemos aprendido a manejar esa tensión. La vida moderna, con todas sus competencias y exigencias diarias, tiene al ser humano sumido en escenarios difíciles y exigentes que le producen conflictos y tensiones.
— López García y Pérez Bailón.

El estrés no es de este siglo. Si pensamos en la vida de los primeros pobladores, éstos eran constantemente acechados por bestias, lo que les dejaba dos alternativas: luchar o huir. Esas alternativas, además de un buen número de cambios fisiológicos, provocaban una enorme tensión. Éste es un punto de referencia para esa, llamémosle, enfermedad del siglo actual (y de los pasados).

Si los hombres decidían luchar, a pesar de las herramientas con que enfrentaban a las bestias la desventaja la tenían ellos y la tensión se incrementaba porque su vida estaba en juego. Si por el contrario, decidían huir, también dejar atrás lo más posible el peligro suponía una gran carga de tensión. Y así, si analizamos cualquier situación actual, vemos que las amenazas, los peligros y la incertidumbre están siempre presentes. Pero hoy tenemos otra alternativa además de pelear o huir: aceptarlo, enfrentarlo, manejarlo… dominarlo.

Aceptar el estrés.
La tensión forma parte de la vida, es ya un hecho innegable. Este punto nos facilitará ubicarnos en la realidad para poder conocerla, estudiarla y enfrentarla o soslayarla. Esto significa que podemos vivir de manera real, con él, sabiendo que existe y afecta nuestra vida diaria. Ese es un buen comienzo: aceptar nuestra realidad inmediata.

  1. López García y Pérez Bailón (2002). ↩︎

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