Replantear propósitos: La importancia de la reflexión en tiempos de cambio.

Qué placer sentirse bien, sentirse pleno y lleno de vida cuando tenemos la mágica oportunidad de mirar dentro de nosotros y saber que estamos completos y que la vida nos ofrece cosas maravillosas. Mágica oportunidad, que no es gratis. La vida nos ofrece la libertad de elegir los caminos que transitaremos. Lo demás es cosa nuestra.
— López García y Pérez Bailón.1

Qué placer sentirse bien, sentirse pleno y lleno de vida cuando tenemos la mágica oportunidad de mirar dentro de nosotros y saber que estamos completos y que la vida nos ofrece cosas maravillosas. Mágica oportunidad, que no es gratis. La vida nos ofrece la libertad de elegir los caminos que transitaremos. Lo demás es cosa nuestra.
— López García y Pérez Bailón.

Sin embargo, esa búsqueda no es fácil. Muchas veces nos quedamos en el camino y habiendo conseguido una ínfima parte de esa tan ansiada felicidad cejamos en el intento y creemos que hemos logrado la meta, pero ¿cuál meta? ¿Acaso la planificamos o fue el destino o una simple casualidad lo que nos puso en ese lugar?

Y luego, esa ocasión se convierte en el eje sobre el que basamos toda nuestra existencia. Entramos en lo que conocemos como nuestra zona cómoda, donde somos felices ignorando la dinámica de los sistemas, sus relaciones, su sinergia. En esa zona estamos totalmente seguros; todo lo tenemos, nada nos afecta, nada nos lastima, nada nos preocupa… nada. En ese instante estamos completamente satisfechos (despreocupados también) y lo demás no importa, pero si algo se mueve (y estamos seguros que se moverá, porque como bien decía Heráclito hace siglos «solo el cambio perdura») y nos obliga a mirar fuera de ese círculo, sentimos temor, sentimos miedo y somos sumamente vulnerables.

En ese momento nos sentimos preocupados, abatidos, fuera de lugar, porque no sabemos, no entendemos qué fue lo que pasó. Esa es la cuestión que planteamos hoy aquí. ¿Cómo prepararnos para enfrentar los cambios producidos por sí mismos, por la dinámica cotidiana o por nuestra incansable sed de aventura humana?

  1. López García y Pérez Bailón (2001). ↩︎

Publicaciones Similares

Deja una respuesta