Trastornos duales: Ataques de pánico, TOC, fobias y adicciones – Parte IV.

«De pronto sentí una oleada de miedo sin que hubiera razón alguna. El corazón me latía apresuradamente, me dolía el pecho y se me dificultaba cada vez más respirar. Llegué a creer que me iba a morir. ¡Tengo mucho miedo! Cada vez que voy a salir tengo esa horrible sensación en la boca del estómago y me aterroriza pensar que voy a tener otro ataque como ese».— Elizondo López.1

«De pronto sentí una oleada de miedo sin que hubiera razón alguna. El corazón me latía apresuradamente, me dolía el pecho y se me dificultaba cada vez más respirar. Llegué a creer que me iba a morir. ¡Tengo mucho miedo! Cada vez que voy a salir tengo esa horrible sensación en la boca del estómago y me aterroriza pensar que voy a tener otro ataque como ese».
— Elizondo López.

Los ataques de pánico o crisis de angustia, como antes les llamaban, aparecen cuando en el cerebro del enfermo se echan a andar una serie de mecanismos que normalmente empleamos para reaccionar frente a un peligro. Ese es un patrón de respuesta fisiológico de enfrentamiento o huída. Pero en el caso de la enfermedad, tales mecanismos, se disparan de manera inapropiada, sin que exista una amenaza real que los desencadene. Los principales síntomas de un ataque de pánico, son los siguientes:

1. Palpitaciones rápidas y violentas.
2. Sensación de opresión y dolor en el pecho.
3. Vértigo, mareo y náuseas.
4. Dificultad para respirar (disnea).
5. Cosquilleo o entumecimiento en las manos.
6. Sofoco o escalofrío.
7. Sensación de estar soñando o deformación de las percepciones.
8. Terror. Sentir que algo horrible va a pasar y que no puede uno evitarlo.
9. Miedo de «perder el control» de «volverse loco» o hacer algo que le cause vergüenza.
10. Miedo de perder el conocimiento o morir.

Una tercera parte de las personas que padecen ataques de pánico desarrollan agorafobia, que es una forma de progresión agravada de la enfermedad. La agorafobia es el temor irracional de la persona a quedar atrapada en algún lugar o situación que le impida recibir ayuda en caso de tener un ataque de pánico.

  1. Elizondo López (1996). ↩︎

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