El secuestro de la felicidad.

Parece ambicioso hallar la respuesta correcta a esta pregunta. Lo es y es importante, de otro modo no seguiríamos dándole vuelta desde distintas concepciones a esta pregunta. Sin embargo, no pretendemos responderla completamente en este espacio. Además de que la felicidad es un concepto muy personal que cada quien entiende a su manera, nuestra intención es, simplemente, reflexionar sobre este punto para entender mejor este concepto y lograr con ello un mejor entendimiento de la situación y, en consecuencia, un mayor desarrollo personal. — López García y Pérez Bailón.1

Parece ambicioso hallar la respuesta correcta a esta pregunta. Lo es y es importante, de otro modo no seguiríamos dándole vuelta desde distintas concepciones a esta pregunta. Sin embargo, no pretendemos responderla completamente en este espacio. Además de que la felicidad es un concepto muy personal que cada quien entiende a su manera, nuestra intención es, simplemente, reflexionar sobre este punto para entender mejor este concepto y lograr con ello un mejor entendimiento de la situación y, en consecuencia, un mayor desarrollo personal.
— López García y Pérez Bailón.


Ésta es una de las principales preguntas que nos formulamos a lo largo de nuestra existencia. Nos preguntamos, con mucha frecuencia, cómo alcanzarla, si ya la alcanzamos o si estamos siendo felices, e inclusive, si hemos sido felices antes. Como si la felicidad fuese sólo un punto en nuestra existencia.

Jugamos con la felicidad como si ésta fuese un estado temporal u ocasional en la vida del ser humano, o como si fuera el punto final de nuestra existencia. Incluso, el diccionario LarousseTM define la felicidad como un «estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien». Definición más bien corta que no encaja en nuestra reflexión de este día.

Ya hemos comentado sobre la práctica generalizada del tener-hacer-ser. Y hemos propuesto el trinomio ser-hacer-tener. En este mismo sentido va nuestra reflexión. No podemos considerar la felicidad como una estación para el tren de la vida, porque nos pasaríamos el tiempo esperando llegar a esa estación y la verdad, ¿quién sabe si algún día llegaremos?. Tal vez pudimos pasarla de largo sin darnos cuenta. Creemos que la felicidad se encuentra en todos los momentos de nuestra corta existencia. ¿Cuántas personas conocemos que tienen y no son felices? ¿Cuántas personas conocemos que sí son y, efectivamente, son felices?

  1. López García y Pérez Bailón (2002). ↩︎

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