El arte de observar a la familia.

La labor de un terapeuta como agente de cambio implica el reto de saber observar. Como cualquier familia que recurre a tratamiento, en las que existe un problema de adicción, es muy importante que el terapeuta detecte el contexto en el que las familias se desenvuelven. En el presente artículo el autor brinda elementos para entender que el encuentro familia-terapeuta afecta a ambas partes, quienes deberán crear un código común para asegurar el clima de cooperación y una relación deseable que promueva el éxito de la terapia para que, dentro de un proceso evolutivo, la familia cambie su visión y obtenga herramientas para navegar, por sí sola, con los problemas cotidianos.
— Hernández Elías.1

La labor de un terapeuta como agente de cambio implica el reto de saber observar. Como cualquier familia que recurre a tratamiento, en las que existe un problema de adicción, es muy importante que el terapeuta detecte el contexto en el que las familias se desenvuelven. En el presente artículo el autor brinda elementos para entender que el encuentro familia-terapeuta afecta a ambas partes, quienes deberán crear un código común para asegurar el clima de cooperación y una relación deseable que promueva el éxito de la terapia para que, dentro de un proceso evolutivo, la familia cambie su visión y obtenga herramientas para navegar, por sí sola, con los problemas cotidianos.
— Hernández Elías.

La primera tarea de un terapeuta-observador consiste en distinguir los datos pertinentes de todo el conjunto de variables del hecho o proceso a estudiar. Sólo aquellos elementos que introducen diferencias con relación a un estado anterior de conocimiento son útiles. Lo que le resulta valioso, lo que para él deviene significativo, depende de su epistemología.

Nuestra epistemología es la forma de organizar el mundo para que nos resulte inteligible. Desde la infancia hemos sido influidos por una epistemología aristotélica, que nos lleva a dividir el fenómeno, para tratar sus partes por separado. La epistemología postaristotélica, por el contrario, ve al mundo como un conjunto donde las partes están en íntima relación y donde el común denominador –las reglas del sistema– se encuentra en el centro de nuestra comprensión.

Las ciencias sociales y de la salud occidental han avanzado en esta epistemología e integran campos de conocimiento más holístico-sistémicos que nos permiten abordar fenómenos psicosociales más complejos, como las adicciones.

Observar bajo una perspectiva sistémica a las familias en las que existe un problema de adicción, implica detectar el contexto en el que éstas se desenvuelven. Es frecuente que a la familia le resulte imposible separa al enfermo de la enfermedad. Es necesario reconocer su esquema de orientación, en el que sus verdades, escala de valores y creencias permanecen implícitas y sin cuestionamiento.

  1. Hernández Elías (1998). ↩︎

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