Mirada discreta sobre la prohibición y la reducción de daños.
En las siguientes líneas se podrá observar que el tránsito discursivo de la prohibición a la reducción de daños no ha dejado de perseguir y fortalecer el control y la dominación sobre las sustancias y sus consumidores en la era del capitalismo avanzado. Los responsables de realizar acciones para lograr la abstinencia o la minimización de daños, entre consumidores, se encuentran ante la paradoja de fortalecer una retórica de engaños y falsas promesas de un mundo libre de drogas inexistente, a cambio de una mejor posición en el mercado de los bienes materiales y simbólicos. — García Salgado.1
En las siguientes líneas se podrá observar que el tránsito discursivo de la prohibición a la reducción de daños no ha dejado de perseguir y fortalecer el control y la dominación sobre las sustancias y sus consumidores en la era del capitalismo avanzado. Los responsables de realizar acciones para lograr la abstinencia o la minimización de daños, entre consumidores, se encuentran ante la paradoja de fortalecer una retórica de engaños y falsas promesas de un mundo libre de drogas inexistente, a cambio de una mejor posición en el mercado de los bienes materiales y simbólicos.
— García Salgado.
Prohibicionismo y reducción de daños son caras de la misma moneda; gestión económica y política de lo social mediante procedimientos que diferencian lo legal de lo ilegal, y donde los ilegalismos no son accidentes o imperfecciones del funcionamiento legal, sino elementos absolutamente positivos de funcionamiento social cuyo papel está previsto en la estrategia general de la sociedad. Los espacios sociales de las drogas son protegidos y aprovechables; en ellos la ley puede ser violada, ignorada o, incluso, se puede sancionar las infracciones. El consumo de drogas, como si fuera un tablero de ajedrez, se realiza en diferentes casillas identificadas como controladas, libres, prohibidas, toleradas, permitidas a unos o prohibidas a otros, donde los peones son los únicos que se sitúan y mantienen en las casillas peligrosas. La vía está libre para quienes reciben beneficios sustanciosos, como afirmó Foucault.
Mirada discreta sobre la prohibición y la reducción de daños.
Entre el ocaso y un crepúsculo incierto
La existencia de las sustancias psicoactivas, vulgarmente conocidas como drogas, ha generado en el mundo contemporáneo un «problema» y una preocupación que han pasado por diversas esferas: del conocimiento, la política, la economía y la ética, entre otras. En el entramado histórico, podemos observar la transición de lo sagrado a lo prohibido, a lo preventivo, a lo persecutorio, y sus principales repercusiones en los ámbitos individual y colectivo, que las acciones de la mal llamada «ley contra las drogas» han generado en aras de la salud pública y de la preocupación por los individuos, consistentes en defenderlos de sí mismos.
- García Salgado (2009). ↩︎