Depresión, cultura y adicciones.

Pocas situaciones afectivas pueden ser más difíciles que sufrir una prolongada depresión y proceso adictivo. Cuando ambas se hacen uno, como suele suceder con demasiada frecuencia, puede ser tanto una de las peores épocas de la vida, como llevarnos a la muerte, pero también hacerse proceso de transición, crecimiento y aprendizaje que nos cambie por completo la vida, transformándonos positivamente. — Montaño Fraire.1

Pocas situaciones afectivas pueden ser más difíciles que sufrir una prolongada depresión y proceso adictivo. Cuando ambas se hacen uno, como suele suceder con demasiada frecuencia, puede ser tanto una de las peores épocas de la vida, como llevarnos a la muerte, pero también hacerse proceso de transición, crecimiento y aprendizaje que nos cambie por completo la vida, transformándonos positivamente.
— Montaño Fraire.

Somos sujetos sociales, producto y parte de un mundo simbólico y cultural complejo. Sujetos del lenguaje, y con él de los procesos sociales que integra, mismos que ocultan, sistemáticamente, su estructura, mecanismos y formas. Es así también que nos hacemos sujetos del inconsciente. Acotados de tantas formas, somos al mismo tiempo poesía en movimiento, siendo nuestras vidas una narración que cobra significados y sentido particulares, atrapando o por el contrario dándonos increíble movimiento. Tenemos roles y lugares en el teatro de lo social y familiar que pueden también ser limitantes, o todo lo contrario.


Sobre este proceso de subjetivación en nuestra cultura, sistema económico y tecnológico que nos determina y permite vivir tanto más y mejor que nunca antes, se busca adelante considerar la difusión de la depresión y procesos adictivos como problemática subjetiva conjunta y de etiología psicosocial.

Reconocer la depresión – Soy un perro que muerde.
Pensemos en un hombre, dueño de un perro que constantemente corre detrás de autos, bicicletas y peatones, ladrando y en ocasiones mordiéndolos. Compañero fiel es mucho más que guardián, representante de un largo aislamiento. El hombre lo alimenta y atiende, incluso en sus heridas, justificando siempre su agresividad, como parte de su «carácter«, sin reconocer nunca la forma en que lo entrenó. Es motivo también de que pocos se…

  1. Montaño Fraire (2007). ↩︎

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