El Prozac ¿Una cura para el alcoholismo?
Una de las metas a las que pretende llegar la investigación biológica en el campo de las adicciones, es llegar a encontrar un medicamento que logre curar las enfermedades adictivas. El alcoholismo es una enfermedad incurable. Esto quiere decir que cuando a una persona se le diagnostica el síndrome de dependencia al alcohol, la única posibilidad de recuperación que tiene esa persona es aprender a vivir bajo abstinencia permanente de alcohol, pues en caso de volver a ingerir esta droga, tarde o temprano reaparecerá la falta de control sobre su manera de beber con todos los problemas que esto implica. — Elizondo López.1
Una de las metas a las que pretende llegar la investigación biológica en el campo de las adicciones, es llegar a encontrar un medicamento que logre curar las enfermedades adictivas. El alcoholismo es una enfermedad incurable. Esto quiere decir que cuando a una persona se le diagnostica el síndrome de dependencia al alcohol, la única posibilidad de recuperación que tiene esa persona es aprender a vivir bajo abstinencia permanente de alcohol, pues en caso de volver a ingerir esta droga, tarde o temprano reaparecerá la falta de control sobre su manera de beber con todos los problemas que esto implica.
— Elizondo López.
Sin embargo, estudios desarrollados recientemente con un novedoso antidepresivo: La Fluoexetina (cuyo nombre comercial es el Prozac), han hecho pensar que esta sustancia pudiera tener un cierto potencial terapéutico en el tratamiento del alcoholismo y de otras dependencias como la adicción a la heroína, la cocaína, la nicotina o la compulsión por los carbohidratos.
A partir de los estudios de Pert y Snyder sobre receptores de opiáceos en el cerebro y la identificación de múltiples endorfinas que están implicadas en diversos desórdenes psiquiátricos, se ha desarrollado la hipótesis sobre la etiopatogenia (causa y desarrollo fisiológico de una enfermedad) del alcoholismo, basada en la producción, por parte de los bebedores excesivos, de ciertas endorfinas como la Tetrahidroxi-isoquinolina (THIQ) y la Isopapaverolina (IPV) que de alguna forma estimularían el centro cerebral del placer y afectarían la capacidad de saciedad del individuo respecto a su consumo de alcohol, lo que explicaría la compulsión incontrolable que presentan los bebedores excesivos y los alcohólicos en cuanto empiezan a beber.
Los dos síntomas cardinales de los bebedores excesivos y los alcohólicos son: 1] Su intensa apetencia por el alcohol que se traduce en una obsesión que se presenta en forma intermitente y 2] Su incapacidad de saciedad que se traduce en una compulsión incontrolable, síntoma que progresivamente se va presentando con mayor frecuencia conforme se desarrolla el proceso adictivo hacia la droga.
- Elizondo López (1994). ↩︎