Pleitos de pareja: Un problema de dos.
En la relación de pareja se encuentra lo mejor y lo peor, la pesadilla y la utopía. Puesto que los hombres y las mujeres hemos sido educados de formas diferentes, tenemos concepciones distintas sobre el compromiso en la relación y el papel que cada uno juega en ella. Lo anterior genera conflictos, pleitos de pareja que lleva a que la relación sea un proceso orgánico que se transforma continuamente. En el presente artículo se brindan elementos de análisis para replantearse la forma en la que las personas se enojan o se pelean con sus parejas y tener así una visión más amplia y la certeza de que existe la posibilidad de un cambio positivo que ayude al mejor entendimiento con el cónyuge.
— Hernández Elías.1
En la relación de pareja se encuentra lo mejor y lo peor, la pesadilla y la utopía. Puesto que los hombres y las mujeres hemos sido educados de formas diferentes, tenemos concepciones distintas sobre el compromiso en la relación y el papel que cada uno juega en ella. Lo anterior genera conflictos, pleitos de pareja que lleva a que la relación sea un proceso orgánico que se transforma continuamente.
— Hernández Elías.
La relación de pareja es un proceso orgánico que se transforma continuamente. Desde el inicio de nuestra vida estamos en compañía de otro, de una pareja: deseada, temida, fantaseada, real, siempre una pareja.
En la relación de pareja encontramos el límite del mundo, lo mejor y lo peor, la pesadilla y la utopía. Los afectos rebasan la razón; la sinrazón dicta ley, malentendidos van y vienen porque se confunden los deseos, es la lógica impulsiva de la necesidad inaplazable.
Los hombres y las mujeres tenemos concepciones distintas sobre el compromiso en la relación y el papel que cada uno juega en ella, porque somos educados de diferente forma. Para la mayoría de las mujeres el compromiso con la pareja se concibe como un mandato inaplazable de un poder superior y desde pequeñas tienen mayor experiencia en la expresión de sus sentimientos.
A los hombres se nos ha educado para asumir un rol social que nos dificulta conectarnos con nuestros sentimientos. Por eso, la palabra compromiso no está asociada con necesidades directas, sino con lo que la mujer necesita, por lo que comprometerse equivale a frenar, detener y cosificar la relación de forma permanente.
Para muchos hombres es más fácil comprometerse con una causa, con una idea, con un hijo o con un amigo, que con una mujer. Si este es su caso, es muy posible que su compromiso de pareja no haya sido lo suficientemente explicitado desde su inicio y haya necesidad de recordar que el primer compromiso irrenunciable de una persona es con su libertad de elegir.
- Hernández Elías (1998). ↩︎